En el corazón del agro brasileño, la Cooperativa Lar ha sido una luz guía durante seis décadas. Recientemente, tuve el privilegio de asistir a un evento en celebración de su sexagésimo aniversario, y no pude evitar emocionarme por el impacto que esta institución ha tenido no solo en mi vida, sino en la vida de tantos otros.
Junto a mi esposa Sandra, tuve el honor de asistir a esta ocasión especial, y es con profunda admiración que comparto mis palabras sobre este momento trascendental. La Cooperativa Lar no es solo una empresa para mí; es una parte integral de mi historia. Nací junto a ella, y a lo largo de los años, he sido testigo de su desarrollo y crecimiento.
En este evento, tuve la oportunidad de expresar mi gratitud y aprecio al presidente, Sr. Irineu, y a toda su junta directiva. En medio de desafíos como el clima adverso, sequías, heladas y lluvias, así como momentos turbulentos en la economía y la política, lideraron con serenidad y determinación, manteniendo la cooperación cohesionada y eficiente.
Hoy, miramos a la Cooperativa Lar no solo como una empresa, sino como un verdadero patrimonio del agro. Se ha convertido en un gigante, reconocido no solo en Brasil, sino también a nivel internacional. Su trabajo ejemplar en gestión, producción, industrialización y calidad la ha elevado a un estatus de excelencia global.
Quiero aprovechar esta oportunidad para felicitar no solo a la junta directiva y a los miles de empleados, proveedores y clientes, sino especialmente a los asociados productores. Son ellos quienes, con su dedicación incansable, enfrentan el sol a sol, contribuyendo al éxito y grandeza de la Cooperativa Lar.
Que estos 60 años de historia sean solo el comienzo de un viaje aún más magnífico. Que la Cooperativa Lar siga siendo un faro de inspiración y excelencia en el agro, capacitando y transformando vidas en nuestra comunidad y más allá. ¡Felicidades, Cooperativa Lar, por tu extraordinario legado!
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